Tradicionalmente las zonas urbanas están asociadas con el asfalto, atascos de tráfico, ruido y contaminación. Sin embargo, estos conceptos han ido dejando paso a otros en los últimos tiempos, tales como zona de baja emisiones, alternativas de movilidad sostenible, zonas verdes y huertos urbanos, entre otros.
Estos nuevos conceptos, que podríamos englobarlos dentro del urbanismo ecológico, implican que en todas las ciudades existan cada vez más zonas con vegetación. Todos estos cambios no derivan sólo de una tendencia sino que también está regulado en normativa de ordenación territorial, donde cada vez se exige que el porcentaje de áreas verdes por densidad de población o por km2 de superficie del territorio sea mayor.
Los cambios en la ordenación de las ciudades afectan en dos sentidos, ya sea en las ampliaciones de las mismas (urbanización de terrenos) o la remodelación de la ordenación existente, modificándola dentro de las posibilidades para hacerlas más habitables y adaptadas a los nuevos conceptos de movilidad urbana.
En cuanto a los centros urbanos, la tendencia es peatonalizar cada vez más superficie y limitar el tránsito a los vehículos, reduciendo la contaminación atmosférica y acústica en esas zonas. La mayoría de esta normativa está en consonancia con los cada vez más numerosos estudios que afirman que el aumento de zonas verdes tiene múltiples beneficios en la población, tanto reduciendo la mortalidad como mejorando la calidad de vida. Éstos pueden ser directos, como mejorar la calidad del aire o regular la temperatura (sobre todo en época estival) o indirectos, como incentivar la práctica de deporte, favorecer la interacción social o ayudar a mantener una buena salud mental, ya que diversos estudios relacionan la existencia de vías verdes y zonas ajardinadas favorece la relajación, que la gente se relacione y practique deporte al aire libre.
¿Y qué tiene que ver todo esto con la rejilla electroforjada?
Pues que ante la mayor cantidad de zonas verdes, habrá también más árboles. Los árboles en zonas urbanas se suelen proteger mediante alcorques, por los motivos que ahora expondremos. Y estos alcorques se pueden realizar de rejilla metálica.
El alcorque se puede definir como el hueco donde se planta el árbol, sirviendo para acumular el agua de riego o lluvia y permitir la ventilación radicular de las raíces. Es por esto que tiene que tener una dimensión mínima según el tipo y tamaño de árbol. La importancia de proteger los alcorques mediante alcorques (valga la redundancia) de rejilla electroforjada reside sobre todo en evitar caídas a distinto nivel de los peatones.
En la mayoría de situaciones, encontramos que la acera y los propios huecos donde están los árboles se sitúan a distinto nivel, normalmente por debajo, por lo que puede suponer un riesgo de caída para niños, personas mayores o algún transeúnte despistado. Con un alcorque de rejilla conseguiremos dejar el hueco del árbol a la misma altura que la acera, evitando los riesgos de caída. De esta forma también podemos proteger los sistemas de regadío.
También podemos encontrar árboles en zonas peatonales o residenciales a las que puedan acceder vehículos puntualmente a estacionamientos particulares. En esa situación habrá que conocer si los mismos pasan por encima de los alcorques, ya que de ser así la rejilla deberá estar diseñada para aguantar esa carga.
Por último, además de la finalidad práctica o de seguridad de los alcorques en rejilla electroforjada, debemos mencionar también la estética que aportan al diseño urbano en contraposición a otras opciones como cubrir los huecos con alquitrán o cemento, aunque la parte estética sea siempre una opinión subjetiva.