El concepto huella de carbono se refiere al volumen total de CO2 (expresado en toneladas) que producen las empresas en la fabricación de sus productos y en las actividades que los seres humanos realizan a diario. En el contexto actual en el que cada vez son más perceptibles los efectos del calentamiento global, es importante conocer este dato y sobre todo, aplicar medidas para reducir esa huella.
La huella de carbono en las empresas
Cuando hablamos de la huella de carbono, no sólo tenemos que pensar en una fábrica, como puede ser el Grupo Relesa, sino que hay que incluir todas aquellas empresas del resto de sectores económicos como pueden ser las de transporte y logística (sector servicios). Aquí hay que sumar el consumo energético de las oficinas, la energía y combustibles usados para maquinaria, el transporte, etc. para obtener el resultado total de las acciones que implican el día a día de las empresas. La huella de carbono mide todas las emisiones de las empresas y su alcance, ya sean éstas directas o indirectas.
La huella de carbono del tramex
En la fabricación de las rejillas metálicas, para calcular la huella de carbono es necesario empezar por la materia prima utilizada, de la que se tendrá en cuenta la obtención de la misma y su transporte hasta el lugar donde vaya a ser utilizada. Una vez pasemos a la etapa de la fabricación en sí misma, habrá que sumar tanto la energía utilizada para la maquinaria así como el desperdicio del material, entre otros. Si el acabado es galvanizado, habrá que computar las emisiones generadas con ese proceso. Para finalizar, el transporte de la rejilla hasta el destino final donde vaya a ser colocada, será la última cantidad a sumar para obtener la huella de carbono.
Opciones que podemos llevar a cabo
Las compañías tienen cada vez más opciones para reducir o compensar su huella de carbono. Pueden por ejemplo utilizar flotas de vehículos eléctricos para reducir el consumo de combustible, mejorar su eficiencia energética, consumir energía de origen 100% renovable o apostando por el autoconsumo.
También existen otras opciones como abonar impuestos verdes o comprar toneladas de CO2 en el mercado internacional de emisiones, una práctica cada vez más habitual en las grandes empresas e incluso en los países para reducir su impacto en el medioambiente.
En materia medioambiental, las empresas disponen de certificados que habitualmente van por delante en cuanto a su nivel restrictivo a la legislación, por lo que hay numerosas compañías que antes de cumplir ciertos requisitos exigidos por la ley, se anticipan tomando medidas que quedan registradas en forma de certificados.
Conforme a la web de AENOR, las verificaciones de producto/servicio pueden ser de tres tipos:
- CO2 Calculado: acredita la veracidad del cálculo de la Huella de Carbono de un producto/servicio, es decir, el conjunto de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que genera un producto/servicio durante todo su ciclo de vida.
- CO2 Reducido: la organización tiene que demostrar que en su producto/servicio se ha reducido un mínimo del 3% respecto del año anterior y se concede su derecho de uso anualmente.
- CO2 Compensado: En este caso se calculan las emisiones compensadas en sumideros de contaminación, las cuales serán restadas a las calculadas en la huella de carbono de producto/servicio.
Por otra parte, el Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico, ha creado un registro de empresas españolas para recoger el esfuerzo que realizan en la reducción y compensación de la huella de carbono.
El tramex: un producto reutilizable
Una de las ventajas que posee la fabricación de rejillas en acero a la hora de reducir el impacto medioambiental es la capacidad que tiene este material para ser reutilizado. Sin olvidarnos de que su extracción y producción implica diferentes procesos que generan contaminación, es en su uso final cuando la rejilla se convierte en un producto mucho más sostenible que el resto de materiales usados en la construcción, ayudando con esto a la reducción de la huella de carbono. Esto se debe a que el acero es un material reciclable prácticamente en un 100%, lo cual implica que al compararlo con otros materiales como el hormigón, que apenas llega al 20% o la fibra de vidrio, se destaque como uno de los más sostenibles. Además de todo esto, otro dato importante es que al acero con el que se fabrican las rejillas metálicas, no pierde ni calidad ni resistencia, pudiendo incluso mejorar estas propiedades mediante el propio proceso de reciclado.
También debemos hablar en este punto sobre el mantenimiento del tramex. El mantenimiento es necesario en muchísimos elementos de nuestra vida diaria y generan contaminación, pues habitualmente se requiere sustituir piezas, utilizar nuevos materiales y generar deshechos que deben ser tratados para reducir su impacto. La ventaja de la rejilla reside en que puede ser instalada sin requerir mantenimiento en muchos años. Si específicamente se trata de rejilla galvanizada (el acabado más habitual), la resistencia que le aporta el zinc al paso del tiempo es mucho mayor, pudiendo encontrar casos en los que dependiendo del ambiente al que estén expuestas, puedan durar 20 años o más sin ser necesario sustituirlas por unas nuevas o volver a galvanizarlas.
El objetivo de Relesa
En Grupo Relesa disponemos de sistemas de gestión de calidad así como ambientales para garantizar la eficiencia de los procesos que realizamos en la fabricación de tramex. En cuanto a los relativos al medio ambiente podemos mencionar el certificado LEED (también conocido como certificado UNE EN ISO 14021 o Environmental Product Declaration). Otra opción que ofrecemos es suministrar la ecoetiqueta TIPO II, un sistema de autodeclaración ambiental que efectúan los propios fabricantes, sin necesidad de ser certificados por una entidad externa.
En la actualidad, desde Grupo Relesa estamos trabajando para obtener los certificados relativos a la huella de carbono para complementar los que ya podemos ofrecer. Con su obtención, Grupo Relesa consolidará su apuesta por la sostenibilidad de sus productos y proceso de fabricación en el camino hacia una neutralidad de carbono.