El galvanizado es el último proceso en la fabricación del tramex. Si bien se puede suministrar sin este acabado, someter al tramex a este tratamiento tiene muchas ventajas entre las que destaca el aumento su durabilidad evitando la aparición de corrosión. En Grupo Relesa realizamos nosotros mismos el galvanizado de nuestras rejillas tramex en las instalaciones de Galvame, controlando en todo momento el proceso y acabado final. A continuación te hablamos de la fabricación y uso del tramex galvanizado.
Tramex galvanizado
El proceso de galvanizado en caliente crea un revestimiento protector mediante la inmersión de las rejillas metálicas en zinc fundido a 450°C. Durante este tratamiento, se produce una aleación metalúrgica entre el acero y el zinc que da lugar a una serie de capas con diferente composición de zinc-hierro, y que otorgan al tramex una protección muy alta frente a la corrosión . El revestimiento galvanizado está unido al acero base por lo que se adhiere con un nivel superior al de otras modalidades de protección del acero y recubre la totalidad de la pieza sin dejar ningún intersticio.
El mayor beneficio que se obtiene con el proceso de galvanizado es evitar la corrosión de los materiales que se someten al mismo, destacando que es el tratamiento más fiable para la protección del acero. La corrosión se puede producir al exponer el material en ambientes húmedos o donde haya productos químicos y con el galvanizado se consigue que frenar el deterioro y que se produzca de una manera mucho más lenta, aportando una durabilidad mayor, en nuestro caso, a la rejilla tramex y retrasando la aparición de óxido.
Ventajas y beneficios del tramex galvanizado
Como hemos comentado en el párrafo anterior, evitar la corrosión es el mayor beneficio que se obtiene al galvanizar el tramex. La consecuencia directa de evadir ese problema, es alargar la vida útil de la rejilla en muchos años si comparamos con el acero en acabado bruto (sin tratamiento anticorrosión). Esta durabilidad será mayor o menor dependiendo del ambiente al que esté expuesto el tramex, por ejemplo en los ambientes industriales muy húmedos o costeros de elevada salinidad la pérdida de micraje anual de revestimiento será mayor que en el interior de una nave situada en una zona poco húmeda. Esta durabilidad expresada en años oscila entre los 20 y los 50 como una estimación, dependiendo como hemos dicho del ambiente, pudiendo ser menor de 20 años en ambientes muy agresivos.
Otra de las ventajas de la galvanización es su coste, algo a tener cada vez más en cuenta en todos los sectores dada la tendencia a optimizar recursos y ajustar al máximo los presupuestos. Como todo coste, el que sea bajo o alto es relativo, pero particularmente nos referimos a que el coste es bajo utilizando dos factores: El beneficio que aporta y su comparación con otros tratamientos anticorrosión. El primer punto es claro, lograr que un producto pueda durar 20 o más años en la actualidad es un gran beneficio si tenemos en cuenta la vida útil de otros tantos. Respecto al segundo, puede que el coste de otros tratamientos sea más bajo pero no su durabilidad. Un ejemplo a modo de pregunta: ¿prefieres pagar la mitad pero que la duración sea 10 o 20 veces menor?
Siguiendo el hilo económico, además de la alta durabilidad que tiene el tramex galvanizado, no podemos dejar de mencionar el coste de mantenimiento. En la mayoría de casos es prácticamente nulo y será necesario simplemente revisar la fijación del tramex o su limpieza (no implica al galvanizado). A la larga, si apareciera óxido se requeriría mantenimiento que consistiría en volver a galvanizar (desmontando y montando el tramex) pero con lo que aseguraríamos otra larga etapa sin requerir mantenimiento en cuanto a tratamientos anticorrosivos.
Proceso de galvanizado para el tramex
El primer paso para el galvanizado es el enganche, consistente en colgar sobre una viga el tramex a través de unos ganchos metálicos a modo de “percha” en una posición inclinada para lograr un mejor escurrido. A partir de esa colocación, se siguen las siguientes etapas:
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Desengrase
En el primer baño, el tramex es sumergido en una cuba con desengrasantes ácidos para eliminar impurezas que pueda contener el material tales como aceite o grasa.
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Decapado
Una vez realizado el desengrase, se realiza el decapado mediante la inmersión del tramex en ácido clorhídrico para dejar el material químicamente limpio y eliminar impurezas como puede ser el óxido.
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Enjuague
El tercer “baño”, es en una cuba con agua para neutralizar la acción de los ácidos y posibles residuos.
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Flux
Esta etapa es la previa al baño de zinc. Consistente en una solución acuosa formada por cloruro de zinc y cloruro amónico, esta etapa, además de eliminar restos de impurezas, favorece la reacción química con el zinc favoreciendo la adherencia entre el acero y el zinc.
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Baño de zinc
Podríamos decir que se trata de la última etapa del galvanizado en sí, en la cual mediante inmersión en un baño de zinc fundido a una temperatura que puede alcanzar los 450°C. Durante este proceso, el zinc se distribuye en la superficie el tramex, formando diferentes capas de zinc-hierro de distinta composición. El tiempo de inmersión dependerá del espesor del acero que se pretenda galvanizar.
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Enfriamiento
Una vez que termina el baño de zinc, el tramex se enfría a temperatura ambiente o con agua. Por último, una vez se han enfriado las rejillas galvanizadas, se repasan para retirar las posibles rebabas o cenizas del propio galvanizado.
Galvanizados del Mediterráneo, S.L. (GALVAME)
En Grupo Relesa contamos con nuestra propia planta de galvanizado (Galvame) a través de la cual logramos dar un servicio íntegro al cliente en la fabricación de tramex, aplicando la galvanización en caliente a nuestras rejillas o cualquier producto de acero o hierro, y permitiendo su uso y conservación a lo largo del tiempo. Nuestras instalaciones cuentan con la tecnología más avanzada, lo que nos permite realizar un control exhaustivo sobre el proceso de galvanizado y ser respetuosos con el medio ambiente.